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Ya está disponible en nuestro país el uso de un nuevo factor VIII recombinante pegilado de acción prolongada, denominado turoctocog alfa pegol. Debido a su vida media extendida, que es superior a otras opciones terapéuticas, reduce la cantidad de inyecciones al año. Además, demostró controlar el 97% de los sangrados agudos con una o dos dosis.

La hemofilia es un trastorno de la sangre; se trata mejorando su coagulación, principalmente sustituyendo el factor de coagulación ausente o defectuoso (factor VIII o factor IX, según si es hemofilia A o B), lo que ayuda a evitar y a controlar los sangrados. Se manifiesta con aparición de hematomas en diversas partes del cuerpo y sangrados, sobre todo en articulaciones (tobillo, rodillas y codo) y músculos. Los sangrados repetidos en las articulaciones pueden producir dolor y discapacidad.

“El uso de esta nueva medicación permite que los niveles de factor VIII en sangre permanezcan altos entre una dosis y la siguiente, contribuyendo así a reducir el riesgo de hemorragia y, por lo tanto, de potencial daño articular”, sostuvo la Dra. Virginia Canónico, Jefa del Servicio de Hematología y Hemoterapia del Hospital Guillermo Rawson.

El nuevo tratamiento ofrece una vida media de 19-22 horas en adolescentes y adultos con hemofilia (60% más prolongada que otros productos) y de 14.3 horas en menores de 12 años (85% más que otros), lo que permite reducir a la mitad la cantidad de infusiones para quienes necesitan una administración cada tres días, y un 40% menos para quienes lo hacen 3 veces por semana.

“Poder reducir la cantidad de infusiones al año es un aspecto muy valorado por los pacientes; les ahorra tiempo, mejoran su calidad de vida y, potencialmente, contribuye a la adherencia al tratamiento. Además, como en ocasiones la administración de la medicación es en el hospital, la reducción de la cantidad de infusiones contribuye a disminuir la carga sobre el sistema de salud”, explicó la Dra. Canónico.

El programa de ensayos clínicos PATHFINDER evaluó -en cinco estudios clínicos multicéntricos diferentes- la eficacia y seguridad a largo plazo del nuevo tratamiento en 270 niños, adolescentes y adultos con hemofilia A, lo que representó 80.425 días de exposición (889 años-paciente de tratamiento). Cerca del 30% de los adolescentes y adultos que participaron del estudio PATHFINDER 2 y el 19% de todos los niños del PATHFINDER 5 experimentaron cero hemorragias y pudieron mantener una buena calidad de vida durante el estudio.

Los resultados positivos obtenidos llevaron a la aprobación de esta medicación en Argentina y previamente en Europa, Estados Unidos, Canadá y Japón, entre otros países.

Tratamiento preventivo

Tal como refiere la Federación Mundial de la Hemofilia en sus últimas guías de diagnóstico y tratamiento de 2020, la administración continua de medicación en forma preventiva (lo que se conoce como profilaxis) desde temprana edad es el tratamiento ideal del paciente con hemofilia severa y es el único capaz de prevenir el daño en las articulaciones.

Si bien los regímenes de tratamiento profiláctico habituales de la hemofilia requieren aproximadamente 3 o 4 inyecciones intravenosas por semana, el uso de la nueva medicación obtuvo resultados eficaces con regímenes menos frecuentes (1 o 2 veces a la semana) para la mayoría de los pacientes. Por lo tanto, los pacientes podrían beneficiarse potencialmente de inyecciones menos frecuentes y de los niveles mínimos más altos logrados con este nuevo tratamiento en comparación con otros factores VIII.

Qué es la hemofilia

Es un desorden hemorrágico hereditario y congénito, originado por mutaciones en el cromosoma X, caracterizado por la disminución o ausencia de la actividad funcional de los factores de coagulación VIII o IX. Es transmitida por la carga genética de la madre, aunque en un tercio de los casos surge sin antecedentes familiares. La hemofilia A (deficiencia del Factor VIII) se da en cerca de 1 cada 5.000 a 10.000 nacimientos y la de la hemofilia B (deficiencia del Factor IX) es de 1 cada 30.000 a 50.000.

Señales de alerta para sospechar la hemofilia

  • Recién nacidos que desarrollan hematomas musculares en los sitios de administración de vitamina K o vacunas, hemorragia o hematoma en la cabeza.
  • Niños con hematomas en glúteos o piernas al empezar a deambular
  • Niños con hemorragias persistentes, como ante corte traumático del frenillo del labio superior.
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La Organización Mundial de la Salud define la obesidad como una cantidad anormal o excesiva de grasa acumulada que presenta un riesgo a la salud de la persona. “Me gusta mi cuerpo y cómo me veo ante el espejo; aun así, me cuesta subir al colectivo y me duelen las rodillas, lo que es bastante molesto. Además, me preocupan mis problemas respiratorios y mi mayor riesgo de enfermar del corazón”. Esta afirmación surge de personas que viven con obesidad y es parte de una campaña de concientización @laSaludeselModelo, en el marco del Día Mundial de la Obesidad, que se conmemora el 4 de marzo, orientada a remarcar que este es un problema de salud, no un tema meramente estético.

“Prevalece el prejuicio equivocado de que las personas con obesidad podrían controlar su cuadro si decidieran comer menos y moverse más, como si fuera un mero problema de falta de voluntad. La realidad de la obesidad es mucho más compleja: tiene un origen multicausal, por lo que debe ser abordada en forma integral y acompañando  las individualidades, ya que no afecta de la misma manera a todas las personas y es por eso que, a veces, puede no ser percibida como un tema de salud”, sostuvo la Dra. Juliana Mociulsky, médica endocrinóloga, ex jefa de la sección Nutrición del Instituto Cardiovascular de Buenos Aires (ICBA) y Directora de CODYN (Consultorio de Obesidad, Diabetes y Nutrición).

El sobrepeso y la obesidad son cuestiones de salud; incrementan el riesgo de desarrollar un abanico amplísimo de enfermedades potencialmente complejas, que va desde las cardiovasculares, diabetes tipo 2, varios tipos de cáncer, daño en las articulaciones, fracturas óseas, enfermedades respiratorias, trastornos del sueño, de la salud mental y de la fertilidad, entre otros.

Sobre este punto, el Dr. Tartaglione, médico cardiólogo, expresidente de la Fundación Cardiológica Argentina, agregó que “en la actualidad el abordaje de la obesidad debe considerar el manejo del peso, pero también la prevención o el control de la diabetes -una enfermedad sumamente asociada al sobrepeso y la obesidad-, el riesgo cardiovascular aumentado que conlleva el cuadro, el impacto del exceso de peso en todo el resto del organismo y también cómo acompañar para que la persona afiance los hábitos saludables y los incorpore para toda la vida”.

En el desarrollo de la obesidad intervienen aspectos genéticos, biológicos, metabólicos (alteraciones hormonales vinculadas a los mecanismos de saciedad), emocionales y de salud mental (ansiedad, depresión), de hábitos (por los patrones de alimentación en el hogar), socioculturales (por las restricciones para el acceso a alimentos saludables y a realizar actividad física), del mercado (por la disponibilidad de alimentos de mayor o menor calidad nutricional, la publicidad y las estrategias en los puntos de venta) y de políticas públicas (regulaciones que incentiven o atenten contra estilos de vida saludables), por citar algunos.

Consulta médica, una de las claves

“Reconocer que se tiene exceso de peso y buscar la ayuda consultando con un especialista es un gran paso: en el abordaje del sobrepeso y la obesidad, el rol del profesional de la salud es central; puede indicar y acompañar un programa integral y personalizado orientado a alcanzar un peso corporal saludable que además mejore los parámetros metabólicos, y ayude a sostener los logros en el tiempo”, explicó la Dra. Busnelli, médica especialista en Nutrición, Directora del Centro Médico CRENYF.

Es una condición que debe ser abordada en forma absolutamente individualizada. Así como en otras enfermedades crónicas, en aquellos casos en que el profesional de la salud lo considere y así lo determinen en diálogo con su paciente, hoy existen diversas herramientas, entre las que se incluyen tratamientos farmacológicos, que ayudan a bajar de peso, con eficacia y seguridad demostrados, siempre en el marco de un programa de vida saludable. Estos medicamentos requieren prescripción y seguimiento médico.

La propuesta general de ‘hacer un click’ incluye aspectos como cambiar la mirada frente al tema, entendiendo su complejo origen multicausal, pero también una invitación a incorporar hábitos saludables y consultando con un profesional de la salud, entre otras medidas que permitirán un abordaje más exitoso de la obesidad

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"Cambiar las 'miradas' sobre la obesidad permite lograr un abordaje más integral de este verdadero problema de salud pública, pero es necesario un cambio conjunto por parte de las personas con obesidad, sus familiares y amigos, y también de aquellos que juzgan y estigmatizan al otro, y que a veces inclusive son quienes tienen a su cargo la atención y la posibilidad de incidir sobre políticas públicas", afirmaron desde la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN).

La pandemia puso en evidencia el riesgo que tener obesidad representa para la salud, porque hoy sabemos que es uno de los principales factores de riesgo de desarrollar cuadros graves de COVID-19.A pesar de esto, nuestro país fue uno de los que más subió de peso en este último año y medio.

"Es definitivamente un problema de salud pública en alza, tanto en nuestro país como en el mundo. Por eso, tenemos el compromiso de contribuir a adoptar una mirada amplia para abordarla exitosamente", sostuvo la Dra. Miriam Tonietti, presidente de la Sociedad Argentina de Nutrición.

En este contexto, la SAN lanzó, en colaboración con el laboratorio Novo Nordisk, la campaña en redes sociales y medios digitales #LaSaludeselModelo, que propone cambiar las miradas frente a la obesidad para concientizar sobre la dimensión del impacto que esta enfermedad tiene y el rol que pueden cumplir los médicos especialistas y todos los integrantes del equipo interdisciplinario, como aliados en los programas para el manejo y control del peso. La propuesta de cambiar miradas se refiere a algunas de las siguientes:

La propia mirada de la persona con obesidad: Es un error considerar a la obesidad como un tema meramente estético, que afecta la autoestima y que nada puede hacerse al respecto más que aceptarse. Quererse a sí mismo representa también hacerse responsable de la propia salud, cuidándola y reconociendo que la obesidad es una enfermedad crónica asociada a más de 60 condiciones que ponen en riesgo la salud actual y futura. La obesidad incrementa el riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes, trastornos en las articulaciones, en la fertilidad y aumenta las chances de desarrollar varios tipos de cáncer, entre otras consecuencias posibles.

En ocasiones hay una mirada que subestima el problema: una investigación arrojó que 6 de cada 10 personas con obesidad se consideran solo con 'algo de sobrepeso', aun cuando no es un aspecto subjetivo, sino que esta enfermedad se define por el cálculo del índice de masa corporal, a partir del peso y la altura de cada uno.

Errores en la propia percepción pueden generar una apreciación equivocada de las consecuencias y atentar contra el adecuado manejo, al postergar o no concretar la consulta médica, primer paso para iniciar un abordaje integral.

La mirada de corto plazo: esa que pone metas inalcanzables, como bajar 20 kilos para llegar al verano, que solo hace que se caiga en dietas mágicas, peligrosas y productos con promesas irrealizables que defraudarán y, muy probablemente, generen efecto rebote e, inclusive, pongan en riesgo la salud.

Como enfermedad crónica que es, la obesidad requiere de un abordaje en el largo plazo. Es necesario entender que, para lograr un control de esta enfermedad, la persona debe transitar un camino largo que incluya realizar cambios en el estilo de vida habitual, con resultados que irán ocurriendo lentamente, pero que, si se dan esos pasos firmes, es más factible que puedan sostener los beneficios en el tiempo.

La mirada de la persona sin obesidad: para el que no tiene obesidad o sobrepeso es difícil entender la relación entre la persona con obesidad y la comida, las emociones, la autoestima y el metabolismo, entre otros aspectos. Cuesta dimensionar la dificultad de lograr un peso corporal saludable y sostenerlo a largo plazo, y no considerar que es un tema de voluntad, que se resuelve únicamente con 'cerrar la boca' y 'moverse más'.

En la obesidad intervienen factores genéticos y ambientales. Los dos más conocidos son la ingesta excesiva de energía y un estilo de vida sedentario. Sin embargo, existen otros -solo por citar algunos- como la falta de sueño, los cambios hormonales, la microbiota intestinal y la cesación tabáquica, además de factores psicosociales como la ansiedad, el estrés y la depresión.

La mirada de quien estigmatiza: con la mirada, al señalar, al estigmatizar, discriminar y usar determinadas palabras hostiles puede hacerse mucho daño a las personas con obesidad. "Es claro el ejemplo de lo que sucede en la escuela y las burlas al niño o adolescente con sobrepeso; éste es un patrón que, de algún modo, puede sostenerse por el resto de la vida, impactando en el desarrollo laboral, en las relaciones personales y en la vida social de todos los días.

La persona con obesidad (al igual que la que no tiene esta enfermedad) necesita comprensión, empatía y aceptación, que se la valore por lo que es y, si es necesario, se la ayude con las medidas adecuadas para hacer frente a su condición", explicaron desde SAN.

La mirada del profesional de la salud: un estudio mostró que inclusive los profesionales de la salud que tratan la obesidad a veces subestiman el problema y consideran que sus pacientes no tienen la motivación necesaria o verdadera intención de bajar de peso.

"Sin darnos cuenta, caemos también en una trampa cuando en realidad somos conscientes de que es una enfermedad muy difícil de abordar y, posiblemente, involuntariamente estemos contribuyendo a que los resultados no sean los esperados", agregó la Dra. Tonietti.   

La mirada de los decisores de políticas públicas: El manejo de la obesidad requiere medidas concretas e integrales que regulen la producción, distribución y publicidad de alimentos, que promuevan la vida activa, acerquen la actividad física a la gente y reconozcan la cobertura del tratamiento de la obesidad como lo hacen con cualquier otra enfermedad crónica no transmisible, y ayuden a educar desde las primeras etapas de la vida para que aprendamos a comprar mejores alimentos, a cocinar más sano y a procurar llevar estilos de vida más saludables.

En Argentina, la prevalencia de exceso de peso (sobrepeso + obesidad), según la 4a edición de la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (presentada en 2019), fue de 61,6%, comparativamente superior a la 3a edición (57,9% en 2015), con una tendencia que se mantuvo en ascenso alarmante en relación con los relevamientos anteriores.

En menores de 18, las cifras no son mucho más adelantadoras: 41.1% es la cifra de exceso de peso para los niños entre 5 y 18 años y 10% en los menores de 5.3 Además, en los últimos 20 años, la prevalencia global de obesidad en niños y adolescentes se duplicó pasando de 1 en 10 a 1 en 5; más de 124 millones tienen obesidad en el mundo.

#LaSaludeselModelo propone que sea el impacto en la salud el eje central de la discusión alrededor de la obesidad, y no la estética, por eso el juego de palabras con el mundo del modelaje, que asocia delgadez con belleza y corre el eje hacia un aspecto menos relevante del peso corporal deseable.

"Todos debemos comprender que la obesidad es una enfermedad y, por tanto, actuar en consecuencia. Con esta mirada, el problema de la obesidad alcanzará la dimensión que merece y contribuiremos a que más personas logren obtener y mantener un peso corporal saludable y una mejor calidad de vida", concluyó la Dra. Miriam Tonietti.

 

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Se aprobó la comercialización en la Argentina, y ya está disponible, una insulina de acción rápida para el control de la glucemia luego de las comidas. La nueva formulación de insulina aspártica demostró llegar antes a la sangre y actuar más tempranamente que las demás insulinas prandiales actuales, lo que contribuye al control de la glucosa en sangre luego de la ingesta de alimentos, conocida como glucemia post prandial; el control de la glucemia es uno de los principales objetivos en el tratamiento de la diabetes.

"Este año se cumple un siglo del desarrollo de la primera insulina, un paso trascendental que permitió con el tiempo cronificar una enfermedad que hasta ese entonces era inevitablemente mortal. Logrando un buen control, hoy se puede vivir con diabetes y tener la misma expectativa de vida que la de una persona sin diabetes. De todos modos, sigue siendo valioso que lleguen más y mejores alternativas que optimicen el tratamiento. En ese marco, esta nueva insulina más rápida es un aporte significativo para contar con más flexibilidad a la hora de la aplicación de insulina prandial y para un mejor control de la glucemia post prandial", sostuvo el Dr. León Litwak, médico endocrinólogo especializado en diabetes, ex presidente de la Sociedad Argentina de Diabetes (SAD).

La nueva insulina aspártica rápida presenta un perfil farmacológico que se aproxima a la respuesta fisiológica de la insulina natural, que produce el organismo de una persona sin diabetes tras la ingesta de una comida, lo que la posiciona como una herramienta que puede ayudar a mejorar los niveles de glucosa post prandial y el control glucémico general, en personas a partir del año de vida, tanto con diabetes tipo 1 como tipo 2 o diabetes durante el embarazo.

"Pasamos más del 60% del tiempo en modo de glucemia post prandial, por lo cual tener bajo control los niveles de azúcar en sangre tras la ingesta de alimentos es clave para contribuir a prevenir o demorar el desarrollo de las complicaciones asociadas a la diabetes", expresó el Dr. León Litwak.

"Por su rápida acción, mejora el control de la glucemia post ingesta, teniendo un impacto directo en ese período, que -por sus características particulares- es el que mayor desafío representa en el tratamiento de nuestros pacientes. Esta nueva herramienta propone una franca repercusión en la reducción de la elevación de la glucosa en sangre (hiperglucemia) en dicho período sumado a no incrementar riesgo de descenso en la glucemia (hipoglucemia), ofreciendo entonces un beneficio dual: eficacia en el control de la hiperglucemia y seguridad en el riesgo de desarrollar hipoglucemia", afirmó el Dr. Adrián Proietti, médico endocrinólogo, director del curso de postgrado Endocardio de la Universidad Fasta de Mar del Plata.

El abordaje de la diabetes en personas que requieren la administración de insulina, que son la totalidad de los casos de diabetes 1 y una porción de los que presentan diabetes tipo 2, incluye la administración de una insulina basal o lenta, generalmente una vez al día, más la indicación de insulina rápida al momento de las comidas, para evitar que quede circulando una cantidad significativa de azúcar en la sangre por un tiempo prolongado.

La nueva formulación de insulina aspártica es una versión mejorada de su antecesora porque incorpora 2 nuevos excipientes: la vitamina B3 (nicotinamida), que incrementa la velocidad de absorción y hace que la insulina sea más rápida, lo que facilita el efecto hipoglucemiante más temprano, y el aminoácido L-arginina, que estabiliza la formulación.

Como beneficios de la utilización de la nueva insulina para las personas con diabetes, se destacan una mayor flexibilidad en el horario de administración, mejor control de la glucemia post prandial, menor riesgo de hipoglucemias tardías o nocturnas y la facilidad de un dispositivo amigable de aplicación, que consiste en una lapicera prellenada.

La eficacia y el perfil de seguridad de la nueva insulina fue demostrada en el Programa de estudios clínicos en fase IIIa denominado 'Onset' sobre más de 2.100 personas con diabetes tipo 1 o 2, a los que luego se les incorporó una segunda tanda de cuatro estudios en fase IIIb.

Estas investigaciones mostraron que la nueva insulina aspártica rápida obtuvo un mejor control glucémico que la insulina rápida de referencia, tanto en diabetes 1 como en 2, con una reducción consistente en el nivel de glucosa en sangre después de las comidas, sin diferencias significativas en la tasa de hipoglucemias graves o confirmadas.

"Los resultados de los estudios que conforman el Programa Onset demuestran que estamos frente a una nueva alternativa muy eficaz en el control de la glucemia post prandial, segmento en el que ha habido muy pocos avances en los últimos años", subrayó el Dr. Litwak, quien también es miembro del Servicio de Endocrinología, Metabolismo y Medicina Nuclear del Hospital Italiano de Buenos Aires.

"La nueva insulina evidenció un paso más en la búsqueda de un mayor acercamiento a la insulinización con patrón fisiológico natural y representa una contribución innovadora a una necesidad no del todo resuelta en el tratamiento de esta enfermedad", destacó el Dr. Proietti.

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Diabetes. Escuchar esta palabra muchas veces genera confusión, dudas, miedos e incluso, se nos vienen a la cabeza posibles mitos sobre esta condición crónica endocrinológica, que pueden ser no certeros. Esto sucede frecuentemente cuando no se tiene información al alcance de la mano.

 

Hoy en día, 1 de cada 11 personas en el mundo tiene diabetes, una cifra que se prevé que se eleve a 1 de cada 9 para 2045 si no se toman medidas. Particularmente en Argentina, la Sociedad Argentina de Diabetes (SAD) alertó del incremento de esta condición que alcanza a más de 4 millones de personas en el país. Enfocándonos en las enfermedades crónicas más frecuentes en la infancia, la diabetes es una de ellas, ya que se calcula que 1 de cada 5000 niños tiene diabetes, pero esta cifra varía de un país a otro.

 

Existen distintos tipos de diabetes, como también, tratamientos para mejorar la calidad de vida de los niños. Sin embargo, la más común en los niños y adolescentes es la diabetes tipo 1. Esta afección, que requiere un control constante, se da cuando el páncreas no fabrica suficiente cantidad de insulina ya que el sistema inmunitario produce una destrucción de las células beta del páncreas, lo que origina una deficiencia total de insulina.

 

Los síntomas que pueden manifestar los niños con diabetes no siempre se presentan juntos y por ello no son bien reconocidos cuando aparecen. Algunos de ellos pueden ser:

  • Polidipsia: mucha sed y necesidad urgente de beber, incluso durante la noche
  • Poliuria: necesidad de orinar con mucha frecuencia
  • Polifagia: aumento patológico de la sensación de hambre y apetito que trae como consecuencia el exceso de la ingesta de nutrientes
  • Adelgazamiento
  • Astenia: sensación generalizada de cansancio que no desaparece con el descanso
  • Trastornos visuales

 

Para tratar la diabetes tipo 1, existen tratamientos con insulina, la cual ayuda a mover la glucosa incorporada a través de los alimentos hacia las células del cuerpo, donde se puede utilizar como energía.  La insulina es una hormona que producen las células beta del páncreas. El cuerpo necesita la insulina para que la glucosa (un azúcar) del torrente circulatorio sea convertida en combustible para los tejidos que lo necesitan, como los músculos y el cerebro. Sin insulina, el cuerpo no puede utilizar la glucosa y esta permanece en el torrente sanguíneo. Un tratamiento adecuado con insulina permite que los niños puedan vivir una vida plena.

 

Hábitos saludables, mejores pronósticos

 

Se aconseja la planificación semanal del menú de las comidas, tanto en casa, como en la escuela. La alimentación tiene que ser balanceada, variada y acompañada de actividad física. Además, incentivar a los niños a hacer deportes y jugar al aire libre, con el objetivo de evitar el sedentarismo, es una meta que debemos mantener siempre presente. Asimismo, el rol de los adultos en las familias en promover hábitos saludables es fundamental. La diabetes, afecta la vida diaria de quienes la transitan y la de sus familias.

 

De esta manera, una vez que la enfermedad es diagnosticada, el entorno familiar debe estar acompañado por profesionales que ayuden a transitar el camino, como también, por entidades como asociaciones que educan sobre la diabetes, informan sobre cómo prevenir complicaciones agudas y crónicas; y optimizan el tratamiento y la protección jurídica. El niño poco a poco irá tomando las responsabilidades y hábitos para llevar una vida como la de cualquier otro chico, por lo que no se aconseja una sobreprotección sino educación diabetóloga. Sin dudas, la ayuda en el control adecuado de la glucemia por parte de la familia es siempre necesaria en la prevención de complicaciones.

 

Remontándonos en el tiempo, en 1921 se descubría la insulina, la cual logró un cambio radical en el tratamiento de la diabetes tipo 1, que hasta ese entonces significaba el peor escenario para los niños. A 100 años de su descubrimiento deseamos que el futuro de los niños con diabetes sea como el de cualquier otro. Para lograrlo, el objetivo primordial es enfocarnos en tratamientos innovadores y dispositivos médicos que mejoren sus vidas.

 

El compromiso y el ser parte de la solución, es el camino por donde tenemos que continuar. Buscar a través de la innovación, acelerar la prevención para disminuir la curva y centrar el foco en el objetivo final de encontrar la cura para la diabetes, es primordial. Mientras tanto, la innovación en los tratamientos es la mejor respuesta para mejorar las vidas. La clave está en que científicos e ingenieros, continúen trabajando para impulsar las fronteras de descubrimiento y, sin dudas, la cadena de valor farmacéutica juega un rol fundamental para que las personas que lo necesitan puedan acceder a los mejores tratamientos y dispositivos.

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Jueves, 18 Marzo 2021 14:16

Nuevo medicamento para la diabetes tipo 2

Ante la elevada prevalencia de diabetes, exceso de peso y presunta subestimación del riesgo cardiovascular asociado, comienza a haber respuestas para lograr mejores resultados terapéuticos abordando en simultáneo todas estas problemáticas. Ya está aprobada y disponible en Argentina semaglutida, un tratamiento para la diabetes tipo 2 de una única aplicación semanal, que no solo ayuda al control glucémico, sino que también brinda seguridad cardiovascular y contribuye a controlar el peso.

La diabetes tipo 2 es la forma más común de diabetes, una enfermedad crónica que se caracteriza por un alto nivel de azúcar (glucosa) en sangre. En la Argentina, afecta aproximadamente 1 de cada 10 adultos y la mitad de los que están diagnosticados y en tratamiento no logra un adecuado control de la glucemia con las medicaciones tradicionales.

El Dr. León E. Litwak, médico diabetólogo, asociado del Servicio de Endocrinología, Metabolismo y Medicina Nuclear del Hospital Italiano de Buenos Aires, aseguró que "contar con un medicamento como semaglutida representa un avance muy importante, porque permite lograr un mejor control glucémico, que naturalmente es el principal objetivo del tratamiento de la diabetes, pero que -a la vez- ofrece beneficios cardiovasculares probados y una reducción de peso significativa y sostenida. Además, tiene una muy cómoda forma de administración, que seguramente contribuirá a una mayor adherencia al tratamiento y más aceptación por parte de los pacientes".

Recientemente, un estudio internacional reveló que 4 de cada 10 argentinos con diabetes tipo 2 tienen, además, enfermedad cardiovascular, que es la principal causa de muerte y discapacidad en este tipo de diabetes.  Por esto, expertos remarcan que el abordaje de la diabetes tipo 2 debe ir mucho más allá del control de los niveles de azúcar en sangre y contemplar, a la vez, el manejo del riesgo cardiovascular y del peso corporal.

"Con la llegada de nuevos medicamentos como la semaglutida, se redefinen los objetivos terapéuticos y podemos ser más ambiciosos en lo que esperamos lograr tanto en el control de la glucemia como al optimizar el perfil cardiometabólico de la persona. Además, la intervención precoz y el adecuado control de todos los otros factores de riesgo, como la hipertensión arterial, el colesterol elevado y el sobrepeso, permiten mejorar la evolución y pronóstico de las personas con diabetes. Cuanto antes alcancemos un buen control, mayores serán las posibilidades de evitar complicaciones a largo plazo", afirmó la Dra. Paola Harwicz, directora del Consejo de Cardiometabolismo de la Sociedad Argentina de Cardiología.

Sin embargo, una encuesta mundial de la Federación Internacional de Diabetes, que incluyó a la Argentina, mostró que 1 de cada 4 adultos con diabetes tipo 2 se consideraba de bajo riesgo cardiovascular.

Por otro lado, agregó la Dra. Harwicz, "estudios muestran que la mitad de los pacientes no logra un control óptimo de su diabetes solo con medicación oral tradicional y ellos pueden beneficiarse de nuevas opciones terapéuticas que logran resultados más contundentes en el descenso de la glucemia y que aportan otros beneficios".

Acerca de semaglutida

Semaglutida es un agonista del receptor del GLP-1 (péptido similar al glucagón tipo 1) de administración semanal, mediante inyección subcutánea, desarrollado para el tratamiento de la diabetes tipo 2. Mejora el control de la diabetes porque estimula la secreción de insulina y contribuye al descenso de peso actuando a nivel del sistema nervioso central, disminuyendo el apetito y la ingesta de alimentos. Además, reduce el riesgo cardiovascular modificando la progresión de la aterosclerosis (la acumulación de grasa en las arterias), la presión arterial, el nivel de lípidos y el peso corporal.

En el programa de ensayos clínicos SUSTAIN, semaglutida demostró ser segura y bien tolerada: los eventos adversos reportados con mayor frecuencia fueron trastornos gastrointestinales, incluyendo náuseas, diarrea y vómitos. En general, fueron reacciones leves a moderadas y transitorias

Diabetes tipo 2 en números

·         Cerca de 1 de cada 10 adultos en Argentina tiene diabetes tipo 2

·         4 de cada 10 argentinos con diabetes tipo 2 tienen además enfermedad cardiovascular

·         1 de cada 5 adultos con diabetes tipo 2 tuvo un evento cardiovascular

·         9 de cada 10 personas con diabetes tipo 2 tienen sobrepeso u obesidad

 

"Lograr un buen control de enfermedades crónicas requiere cambios en el estilo de vida y representa un desafío grande; lo sabemos los médicos y lo experimentan todos los días nuestros pacientes. Por eso, siempre es una buena noticia empezar a contar con opciones terapéuticas que simplifiquen el tratamiento, contribuyendo a la adherencia terapéutica, y que alcancen resultados superadores a lo que ya conocíamos", concluyó el Dr. Litwak, quien también es Codirector de la Maestría de Riesgo Cardiovascular, Diabetes y Enfermedad Vascular del Instituto Universitario del Hospital Italiano.

  

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2 de cada 3 personas con diabetes tipo 2 presentan factores de riesgo cardiovascular como sobrepeso u obesidad, hipertensión arterial, niveles de colesterol elevado, entre otros, o han experimentado un episodio como angina de pecho, infarto, ACV o insuficiencia cardíaca. Estos datos surgen de un relevamiento que reunió datos de 12.695 personas con diabetes tipo 2 de 133 países, incluido el nuestro.

Esta encuesta mundial, denominada 'Taking Diabetes to Heart' (Llevando la diabetes al corazón), fue realizada entre 2017 y 2018 por la Federación Internacional de Diabetes (IDF) con el apoyo de Novo Nordisk y recientemente se presentaron cifras actualizadas en un informe exhaustivo, que en nuestro país fue difundido en conjunto con la Sociedad Argentina de Cardiología. El trabajo tuvo por objetivo indagar sobre el grado de conciencia que tenían las personas con diabetes tipo 2 respecto del riesgo asociado de desarrollar enfermedad cardiovascular.

1 de cada 4 personas con diabetes se consideraba con bajo riesgo de presentar enfermedad cardiovascular y que 2 de cada 3 desearían recibir consejos sobre cómo reducir su riesgo de desarrollar enfermedad cardiovascular. Esto demuestra la necesidad de compartir más y mejor información con los pacientes sobre la importancia del cuidado de su salud.

Los principales factores de riesgo reportados por los participantes fueron tener diabetes tipo 2 por más de 5 años (61%), sobrepeso y obesidad (56%), hipertensión arterial (55%), sedentarismo (49%), colesterol elevado (46%), historia familiar de enfermedad cardiovascular (45%), estrés (44%), ser mayor de 65 años (39%), presentar una dieta con altos componentes de grasas trans (35%), tabaquismo (28%) y ser hombre (28%). Por otro lado, también se observó que el 49% presentaba niveles de glucosa en sangre no controlados.

"Algunos de estos factores, como la edad o el sexo, obviamente no son modificables, pero otros están asociados a estilos de vida que sí pueden mejorarse. Médicos y pacientes debemos consensuar estrategias que, además del tratamiento farmacológico con beneficio cardiovascular, incluyan modificar los hábitos alimentarios y reducir el sedentarismo que contribuyen al desarrollo de enfermedades no transmisibles como son la hipertensión, diabetes, colesterol elevado, etc.", sostuvo la Dra. Paola Harwicz, Directora del Consejo de Cardiometabolismo de la Sociedad Argentina de Cardiología.

"Debemos promover la actividad física regular e implementar un plan alimentario individualizado dirigido a optimizar el control del sobrepeso y la obesidad, que son factores que multiplican el riesgo en las personas con diabetes tipo 2 y que contribuyen al desarrollo de otras enfermedades como la hipertensión y el colesterol elevado", agregó la Dra. Harwicz.

Ante la consulta sobre eventos puntuales de enfermedad cardiovascular que hubiesen experimentado, el 15% reportó arritmias, 11% infarto, 7% ACV y 7% insuficiencia cardíaca, entre otros.

"La elevada prevalencia de factores de riesgo de enfermedad cardiovascular en las personas con diabetes tipo 2 nos debe alertar sobre la importancia de implementar todas las estrategias disponibles para minimizar el riesgo, esto incluye cambios en estilo de vida y tratamientos farmacológicos que hayan demostrado tener un beneficio cardiovascular, expresó por su parte el Dr. Augusto Lavalle Cobo, Director del Consejo de Epidemiología y Prevención Cardiovascular de la Sociedad Argentina de Cardiología.

Otra de las preguntas indagó sobre el tiempo que hacía que los pacientes no conversaban con sus médicos sobre los factores de riesgo cardiovascular, ante lo cual solo un cuarto de los pacientes refirió haber hablado del tema con su médico al momento del diagnóstico y la mitad reconoció que necesitaría contar con más información sobre los factores de riesgo cardiovascular.

Sin embargo, ante la consulta sobre las personas en quienes confiaban para mantenerse informados sobre su salud cardiovascular, el 78% expresó confiar en sus propios médicos. Otras fuentes como Internet, folletos educativos y medios de comunicación fueron mencionados en menor porcentaje.

"Como parte de la consulta médica, es importante indagar sobre el estilo de vida de los pacientes, conocer sus dificultades para mantener una alimentación acorde a su enfermedad de base y dialogar acerca del tiempo destinado a realizar actividad física, como si fuese un signo vital más a completar en la historia clínica. Muchas veces, no logramos en la consulta médica abordar todos los temas, pero pequeñas intervenciones al preguntar acerca de sus hábitos permitirán acompañar al paciente a generar cambios y mejorar el control de factores de riesgo cardiovascular con el objetivo de prevenir complicaciones futuras", consignó la Dra. Harwicz.

"Desde la Sociedad Argentina de Cardiología, consideramos que este relevamiento puso en evidencia la escasa información que tienen muchos pacientes con diabetes tipo 2 sobre las enfermedades cardiovasculares y no podemos dejar de lado que su diabetes incrementa su riesgo cardiovascular, por lo que nos sugiere a los médicos que, en términos de prevención y educación, podríamos hacer las cosas mejor", concluyó el Dr. Lavalle Cobo.

La diabetes es una enfermedad crónica en la que el páncreas no produce suficiente insulina para controlar el nivel de la glucosa (azúcar) en la sangre o el cuerpo no puede usarla de manera efectiva. Si la insulina no funciona correctamente, la glucosa se acumula en la sangre y con el tiempo puede ocasionar daños irreversibles en vasos sanguíneos, órganos y tejidos.

Las formas más comunes son la diabetes tipo 1 y tipo 2. La primera se presenta, por lo general, en etapas tempranas de la vida (aunque puede comenzar a cualquier edad) y no se puede prevenir aún. Aquí el organismo no produce insulina, por lo que ésta hormona debe ser administrada todos los días. En cambio, la diabetes tipo 2, que es la más frecuente, representando el 90% de los casos, en muchas ocasiones se puede prevenir o demorar llevando un estilo de vida saludable. Afecta generalmente a adultos que presentan sobrepeso u obesidad y sedentarismo, observándose que la edad de comienzo va adelantándose, ya que existe diabetes tipo 2 en niños y adolescentes.

Sumando todos los tipos de diabetes se estima que a nivel global tienen la enfermedad cerca de 463 millones de adultos, cifra que ascenderá a 700 millones para el año 2045, aunque cerca de mitad de las personas no están diagnosticadas ya que muchas veces suele cursar en forma silenciosa y con pocos síntomas visibles.

Según la 4a Encuesta Nacional de Factores de Riesgo del Ministerio de Salud de la Nación (realizada en 2018 y presentada en 2019), la prevalencia autorreportada de glucemia elevada/diabetes en nuestro país en mayores de 18 años alcanza al 12,7% de la población en mayores de 18 años, lo que representa aproximadamente 4.092.000 personas. Estos valores son un 29,6% mayores que los de la edición anterior de la encuesta (9,8% en 2013), lo que está en línea con el crecimiento del sobrepeso y la obesidad, uno de los principales factores que contribuyen al desarrollo de diabetes tipo 2.

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Los resultados de una investigación internacional demostraron que muchas personas con obesidad consideran que solamente tienen sobrepeso, lo que podría generar una subestimación de las consecuencias y afectar su manejo a escala mundial.

Entre otras conclusiones, se vio que 6 de cada 10 (62%) personas con obesidad grado 1, es decir, con índice de masa corporal (IMC) entre 30 y 34,9 kg/m2, consideraban que solamente tenían sobrepeso. Lo mismo pensaba el 31% de quienes tenían obesidad grado 2 (IMC entre 35 y 39,9 kg/m2) y 1 de cada 4 (25%) de los que presentaban grado 3 (IMC de más de 40 kg/m2).

Estos resultados, presentados en el marco del Congreso Europeo y Mundial sobre Obesidad (ECO-ICO), corresponden a las nuevas conclusiones del estudio ACTION IO, una investigación que relevó a más de 14.500 personas con obesidad y casi 2.800 profesionales de la salud de 11 países.

 "Este error de percepción podría desalentar a que una persona con obesidad busque el apoyo que necesita para perder peso efectivamente o para tratar complicaciones ligadas a la enfermedad", sostuvo la Dra. Susana Gutt, Médica especialista en Nutrición y miembro titular de la Sociedad Argentina de Nutrición.

Hay diferencias clave entre hombres y mujeres respecto del grado de comodidad que experimentan a la hora de hablar del peso, el manejo de la condición y las motivaciones y se destaca la necesidad de lograr tratamientos a medida para mejorar el abordaje de la enfermedad.

Entre las personas con obesidad, los hombres son más propensos a desarrollar complicaciones cardiometabólicas (10% versus 4%), mientras que las mujeres tienen el doble de posibilidades de padecer ansiedad o depresión (28% versus 14%). Por otra parte, la mujer es más propensa a realizar múltiples intentos para bajar de peso (promedio de 4,6 veces versus 3,1) y probar tratamientos médicos o quirúrgicos, pero el 75% recupera el peso a los 6 meses comparado con más de la mitad en el caso de los hombres.

"El estudio también reveló que es apremiante intervenir en forma más temprana, ya que los problemas de sobrepeso antes de los 20 años de edad están asociados a una mayor gravedad de la enfermedad y sentimientos de desesperanza", agregó la Dra. Gutt.

La rama de participantes más jóvenes tenía, en proporción, más obesidad grado 2 (23% versus 16%) y 3 (18% versus 11%) en comparación con quienes no eran obesos desde una edad temprana. Casi la mitad de las personas con obesidad a más temprana edad manifestaron sentir que no eran capaces de superar sus problemas de peso y el 40% expresó que sus vidas están regidas por el control de peso.

"Estos hallazgos permiten entender mejor cuáles son las barreras que obstaculizan el tratamiento efectivo de esta condición y destacan cómo la percepción, las actitudes y las conductas de las personas con obesidad afectan su abordaje. Comprender mejor el manejo de esta condición es sumamente importante, especialmente cuando el índice de obesidad se triplicó desde 1975 a nivel mundial y más aún ahora que la pandemia de COVID-19 expuso la falta de tratamiento de obesidad, una enfermedad inflamatoria crónica que puede afectar negativamente el curso de una infección por este virus", sugirió la Dra. Juliana Mociulsky, Médica Endocrinóloga, jefa de la sección Nutrición del Instituto Cardiovascular de Buenos Aires (ICBA).

 "La reciente pandemia de COVID-19 nos mostró lo importante que es que entendamos a la obesidad como una enfermedad en toda la extensión de la palabra. Estos hallazgos destacan que sigue siendo subestimada con interpretaciones erróneas profundamente instaladas en la sociedad y en la comunidad médica", comentó la Dra. Mociulsky.

"Ante el mayor impacto de la obesidad, y dado que la enfermedad es más difícil de tratar si comienza a edad temprana, tenemos que promover que los profesionales de la salud intervengan antes con tratamientos a la medida de las necesidades y conductas de cada paciente para lograr mejores resultados en personas que viven con obesidad", agregó.

Muchos países reconocen a esta condición como una enfermedad crónica. No obstante, los médicos que no son especialistas en el tema no siempre la consideran tan grave como otras. Esta percepción también puede impedir que se priorice su tratamiento y se apoye a las personas que viven con esta enfermedad.

 

Acerca de ACTION IO

ACTION IO (en inglés, Awareness, Care, and Treatment In Obesity MaNagement – an International Observation) es el ensayo de mayor escala de su clase que investiga las barreras en el manejo de la obesidad desde la perspectiva médica y de las personas con obesidad. El estudio encuestó a más de 14.500 personas con obesidad y casi 2.800 médicos de 11 países, incluyendo Australia, Chile, Israel, Italia, Japón, México, Arabia Saudita, Corea del Sur, España, Emiratos Árabes Unidos y Reino Unido. El ensayo ACTION-IO complementa la información valiosa obtenida en los estudios ACTION que se realizaron en los Estados Unidos y en Canadá y contribuyó a crear un panorama integral de las barreras en el tratamiento de la obesidad en la población mundial y a tener un perfil detallado por país que guíe el abordaje de la obesidad. Los estudios ACTION-IO y ACTION realizados en EE.UU. y Canadá contaron con el auspicio y financiamiento de Novo Nordisk.

 

Acerca de la obesidad

La obesidad es una enfermedad crónica que requiere tratamiento a largo plazo. Está asociada con secuelas graves para la salud y con una menor expectativa de vida. Las complicaciones asociadas con la obesidad son enfermedades como la diabetes tipo 2, enfermedad coronaria, hipertensión, dislipidemia, apnea obstructiva del sueño, enfermedad renal crónica, enfermedad del hígado graso no alcohólico y cáncer. Es una enfermedad multifactorial que está influenciada por factores psicológicos, psicosociales, ambientales, socioeconómicos y genéticos. El aumento de la prevalencia de la obesidad a nivel mundial es un problema de salud pública que tiene grandes costos e implicancias en el sistema de salud. En 2016, se registraba un 13% de personas adultas con obesidad en el mundo, lo que equivale a unas 650 millones de personas aproximadamente.

 

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La Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) autorizó el uso de liraglutida para el tratamiento de adolescentes y niños a partir de 10 años de edad, con diabetes mellitus tipo 2 insuficientemente controlada como adyuvante de la dieta y ejercicio. Esta medicación ya estaba disponible en nuestro país para adultos. Más allá de la insulina y la metformina, la liraglutida es el primer tratamiento que obtiene la aprobación para uso pediátrico en diabetes tipo 2.

"Para niños y adolescentes con diabetes es una muy buena noticia que se aprueben más alternativas terapéuticas con mecanismos de acción diferentes. Sin ninguna duda, es un avance que va a permitir que logremos un mejor control de la diabetes tipo 2 en este grupo de pacientes", expresó la Dra. Margarita Barrientos, endocrinóloga pediatra, investigadora principal de estudios clínicos en México.

"Ciertamente existía una necesidad insatisfecha de contar con más opciones terapéuticas, pero la clave es que sean medicaciones que demuestren ser eficaces y seguras para su uso pediátrico", agregó la Dra. Margarita Barrientos.

Aunque, históricamente, la diabetes tipo 2 era una enfermedad que se daba principalmente en adultos, la Organización Mundial de la Salud indica que es cada vez más frecuente en niños y adolescentes.

Este incremento está impulsado por la epidemia mundial de obesidad infantil, desencadenada entre otras causas por malos hábitos alimenticios y vida sedentaria. En nuestro país, el exceso de peso (sobrepeso + obesidad) está presente en el 13,6% de los menores de 5 años y en el 41,1% de quienes tienen entre 5 y 17 años.

"Lamentablemente, lo que antes era inusual hoy es una realidad frecuente en nuestro consultorio. Hoy, esta enfermedad aparece en edades tempranas y no hay tiempo que perder", sostuvo la Dra. Barrientos.

"El tratamiento recomendado para la diabetes tipo 2 en pediatría es similar al de los adultos, con énfasis en un enfoque gradual que comienza con modificaciones en el estilo de vida, particularmente alimentación saludable y ejercicio físico, seguido por el uso de un tratamiento farmacológico único y luego -de ser necesario- por la combinación de dos medicamentos. El objetivo es que el paciente logre y mantenga niveles adecuados de glucosa en sangre para prevenir complicaciones a largo plazo", aseguró la Dra. Laura Pomares, Médica de Planta del Servicio de Endocrinología y Diabetes del Hospital 'Juan Pablo II' de Corrientes.

Hasta ahora, las dos únicas opciones de tratamiento aprobadas en niños y adolescentes con diabetes tipo 2 eran la metformina y las insulinas. Sin embargo, más de la mitad de los pacientes jóvenes no logra el control glucémico sostenido con metformina como monoterapia, inclusive cuando se combina con intervenciones en el estilo de vida. El tratamiento con insulina requiere de rutinas bien establecidas para minimizar el riesgo de hipoglucemia, un desafío en sí mismo en niños y adolescentes.

La diabetes tipo 2 es una enfermedad crónica en la que el páncreas no produce suficiente insulina para controlar el nivel de glucosa (azúcar) en la sangre o el cuerpo no puede usarla de manera efectiva. Puede provocar complicaciones para la salud a largo plazo si la persona no controla adecuadamente su enfermedad.

La Dra. Laura Pomares explicó que "la liraglutida es un 'análogo de incretina', es decir, que actúa imitando el funcionamiento metabólico de esa hormona en el organismo, cuyo rol es estimular la liberación de insulina por el páncreas en respuesta a los alimentos. De esta manera, ayuda a controlar los niveles de glucosa en sangre. Ya conocemos muy bien esta medicación, porque existe amplia evidencia y experiencia en adultos en los últimos 10 años".

La eficacia y seguridad de este medicamento en niños y adolescentes se investigó en el ELLIPSE, un estudio clínico de fase 3, controlado con placebo, que incluyó 134 pacientes con diabetes tipo 2, de 10 a 17 años y se llevó a cabo en 84 centros en 25 países.

En combinación con metformina, con o sin insulina basal, liraglutida (1,8 mg/día) redujo significativamente los niveles de hemoglobina glicosilada (un indicador que promedia los valores de glucemia en los últimos tres meses) tanto a las 26 como a las 52 semanas, versus placebo, donde la hemoglobina glicosilada aumentó, demostrando la superioridad de liraglutida en el control glucémico.

Además, la proporción de niños y adolescentes que en la semana 26 alcanzaron un valor de hemoglobina glicosilada inferior a 7% (nivel objetivo para un adecuado control de la enfermedad) fue significativamente mayor en aquellos que recibieron liraglutida (63.7%) que en los pertenecientes al otro grupo (36.5%).

El perfil de seguridad del medicamento en esta población es similar al ya conocido en la población de adultos.

Estos datos se suman a la extensa evidencia del uso de liraglutida en el tratamiento de la diabetes tipo 2 y al compromiso de Novo Nordisk en abordar una considerable y creciente necesidad médica insatisfecha para toda la población de pacientes con diabetes.

 

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Lunes, 13 Julio 2020 13:32

Nueva insulina concentrada

 

Las personas con diabetes deben cumplir medidas de autocuidado: llevar una nutrición saludable es parte importante del manejo de esta enfermedad, sabiendo qué comer y cuándo hacerlo, porque cada alimento afecta de manera diferente los niveles de glucosa en sangre. Además, la realización de actividad física con regularidad es esencial para el control de la glucemia. La adherencia al tratamiento es clave para un buen manejo de la enfermedad y prevenir complicaciones a largo plazo. Particularmente, en los casos en que el tratamiento incluye la administración de insulina, la multiplicidad de inyecciones diarias, el cambio frecuente de lapicera o el dolor tras la aplicación, son factores que pueden afectar la adherencia.

 

El cuidado de los sitios de aplicación de la insulina, así como la técnica de la inyección son fundamentales para el manejo del control de la glucosa; la posibilidad de administrar la dosis de insulina necesaria en menor volumen ayudaría a preservar el tejido celular subcutáneo y evitar complicaciones relacionadas.

"La administración de elevados volúmenes de insulina puede hacer algo más dificultosa la aplicación, con riesgo de causar molestia o dolor en el sitio de inyección y requerir más fuerza o destreza. Esta insulina concentrada en menor volumen viene a mejorar específicamente este aspecto, ganando en comodidad para los pacientes, con la misma eficacia terapéutica, lo que podría inclusive contribuir a una mejor adherencia al tratamiento", sostuvo el Dr. Félix Puchulu, jefe de la División Diabetología del Hospital de Clínicas 'José de San Martín'.

"El tratamiento de la diabetes es cada vez más personalizado, ajustando las dosis de insulina de acuerdo con el peso, edad, necesidades y objetivos terapéuticos de cada persona, realizando modificaciones a partir del seguimiento que se hace de los resultados que se van obteniendo en el manejo de la enfermedad. En este sentido, es muy útil la llegada de nuevas insulinas que se puedan adaptar a las necesidades individuales de los pacientes", agregó el especialista.

Cerca de 463 millones de adultos tienen diabetes en el mundo y se cree que esa cifra ascenderá a 700 millones para 2045.Según la 4a Encuesta Nacional de Factores de Riesgo del Ministerio de Salud de la Nación (realizada en 2018 y presentada en 2019), la prevalencia autorreportada de glucemia elevada/diabetes en nuestro país en mayores de 18 años alcanza al 12,7% de la población en mayores de 18 años, lo que representa aproximadamente 4.092.000 personas. Estos valores son un 29,6% mayores que los de la edición anterior de la encuesta (9,8% en 2013), lo que está en línea con el crecimiento del sobrepeso y la obesidad, uno de los principales factores que contribuyen al desarrollo de diabetes tipo 2.

La diabetes es una enfermedad que se presenta cuando el páncreas no puede producir insulina o cuando el organismo no la utiliza correctamente. La insulina es una hormona que permite que la glucosa en sangre pase a las células del cuerpo en forma de energía. Si no funciona correctamente, la glucosa se acumula en la sangre y con el tiempo puede ocasionar daños irreversibles en vasos sanguíneos, órganos y tejidos.

Las formas más comunes son la diabetes tipo 1 y la tipo 2. La primera se presenta, por lo general, en etapas tempranas de la vida (aunque puede comenzar a cualquier edad) y no se puede prevenir aún. Aquí el organismo no produce insulina, por lo que ésta hormona debe ser administrada todos los días. En cambio, la diabetes tipo 2, que es la más frecuente, en muchos casos se puede prevenir o demorar llevando una vida saludable. Afecta generalmente a adultos que presentan sobrepeso u obesidad y sedentarismo, observándose que la edad de comienzo va adelantándose, ya que existe diabetes tipo 2 en niños y adolescentes.

 
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