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Lunes, 11 Julio 2022 12:37

Día Internacional del Sarcoma

Cada 13 de julio se conmemora el Día Internacional del Sarcoma, fecha que tiene como objetivo informar y concientizar sobre este tipo de tumor poco frecuente que afecta a 5 personas cada 100 mil al año. Asimismo,  este representa menos del 1% de todos los cánceres.

Un sarcoma es un tipo de cáncer que se origina en tejidos como los huesos o los músculos. Aproximadamente el 80% de los sarcomas se encuentran en tejidos blandos y 20% en el hueso. Estos tumores son un grupo raro y heterogéneo y hay más de 150 tipos; sin embargo, el 60% de ellos se presentan en brazos o piernas, el 30% en tronco o abdomen y el 10% en cabeza o cuello. Tanto las personas mayores como los niños pueden desarrollar este tumor, aunque es importante resaltar que el sarcoma constituye tan solo el 1% de todos los tipos de cáncer que se presentan en adultos.

Los sarcomas de partes blandas son los que se encuentran en los músculos, grasa o tendones. La edad máxima de aparición en adultos está entre los 40 y 60 años y son  ligeramente más frecuentes en hombres que en mujeres. Por otro lado, los sarcomas óseos que se encuentran en los huesos afectan sobre todo a niños y adolescentes, siendo hoy en día la quinta causa de cáncer en jóvenes entre 15 a 19 años.

Cabe destacar que el motivo de esta enfermedad, por lo general, es desconocido pero se puede vincular a síndromes de cáncer familiar. La mayoría de los casos no se pueden prevenir por lo que ante cualquier observación de algún tipo de bulto que crezca sin razón o síntoma, se recomienda consultar con el médico tratante.

Los síntomas iniciales de estos tumores son poco llamativos, específicos y con un índice de sospecha muy bajo. “Uno de los signos a tener en cuenta es el dolor asimétrico, solo en un brazo o pierna, y persistente. Asimismo, otra señal de alarma es la aparición de una nueva protuberancia (masa) o una que se encuentre en crecimiento en cualquier parte del cuerpo” enfatizó el doctor Federico Esteso, (NM 108803) médico oncólogo del Instituto Alexander Fleming y Asesor del laboratorio argentino Varifarma.

Es importante remarcar que el tratamiento de estos tumores debe ser multidisciplinario, es decir, que sea un proceso llevado a cabo a través de un comité de expertos (cirujano, traumatólogo, radiólogo, anatomopatólogo, oncólogo médico, radioterapeuta y cirujano plástico), para decidir el plan diagnóstico y terapéutico más adecuado en cada caso.

Según la complejidad del avance de la enfermedad,  se aplicará el tratamiento pertinente, algunos pacientes deberán realizar una intervención quirúrgica para extraer las células cancerosas, otros radioterapia, quimioterapia, tratamiento farmacológico o inmunoterapia.

Es preciso señalar que cada tipo de terapia dirigida actúa de forma diferente, aunque todas afectan la manera en que una célula cancerosa se divide, crece e interactúa. En efecto, los medicamentos de terapia dirigida atacan a partes de las células cancerosas que las diferencian de las células normales y sanas. “El pazopanib es el primer inhibidor de tirosin quinasa aprobado en este grupo de tumores. Este medicamento, ha demostrado utilidad en pacientes que hayan progresado a una primera línea de quimioterapia en todas sus variantes histológicas excepto las adipocíticas y los tumores del estroma gastrointestinal” finalizó el médico oncólogo Federico Esteso.

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Muchas personas tienen que tomar estatinas para reducir sus niveles de colesterol. Pero las estatinas podrían hacer aún más. Investigadores alemanes han publicado un estudio en la revista científica Clinical and Translational Medicine que muestra que estos fármacos inhiben un gen que favorece la metástasis de las células cancerosas.

Los pacientes con cáncer rara vez mueren por el tumor primario, si no por las metástasis, incluso después de haber sido operados con éxito del tumor. Esto se debe a que las células cancerosas a veces se extienden a otras partes del cuerpo al principio de la enfermedad, cuando el tumor es todavía muy pequeño y puede que ni siquiera se haya descubierto aún. Para ello deben desprenderse de la matriz extracelular y migrar a los vasos linfáticos o sanguíneos vecinos que las transportan a nuevos tejidos, donde se asientan y proliferan.

La comprensión de los mecanismos moleculares de la metástasis es, por tanto, una pieza clave del rompecabezas de la lucha contra el cáncer. Hace más de diez años, estos investigadores lograron descubrir un importante motor de este proceso en el cáncer colorrectal humano: el gen asociado a la metástasis en el cáncer de colon 1 (MACC1).

 

Cuando las células cancerosas expresan MACC1, aumenta su capacidad para proliferar, desplazarse por el cuerpo e invadir otros tejidos. “Muchos tipos de cáncer se propagan solo en pacientes con alta expresión de MACC1″, explica uno de los líderes de la investigación, Ulrike Stein.

El papel de MACC1 como factor clave y biomarcador del crecimiento tumoral y la metástasis -no solo en el cáncer colorrectal, sino en más de 20 tumores sólidos como el gástrico, el de hígado y el de mama- ha sido estudiado desde entonces por muchos otros investigadores de todo el mundo y confirmado en más de 300 publicaciones.

En su búsqueda de inhibidores de MACC1, los investigadores realizaron un cribado de fármacos de alto rendimiento con sus colegas del Laboratorio Europeo de Biología Molecular (EMBL) de Heidelberg (Alemania). De forma independiente, dieron con las estatinas. Probaron este descubrimiento en varias líneas celulares tumorales, con resultados favorables: los siete fármacos probados redujeron la expresión de MACC1 en las células, pero en distintos grados.

A continuación, los científicos administraron los inhibidores del colesterol a ratones modificados genéticamente con una mayor expresión de MACC1. Esto suprimió casi por completo la formación de tumores y metástasis en los animales. “Lo que es particularmente notable es que los beneficios continuaron en los animales incluso después de que redujéramos la dosis en relación con la cantidad que los humanos normalmente ingieren”, dice Stein.

Los investigadores también examinaron los datos de un total de 300.000 pacientes a los que se les habían recetado estatinas. Este análisis encontró una correlación. “Los pacientes que tomaban estatinas tenían solo la mitad de incidencia de cáncer en comparación con la población general”, explican.

Stein desaconseja tomar estatinas como medida preventiva sin consultar a un médico y hacer que se controlen los niveles de lípidos, para asegurarse de que no se produzcan efectos secundarios graves. “Todavía estamos en los inicios. Las líneas celulares y los ratones no son seres humanos, por lo que no podemos trasladar directamente los resultados”, subraya el científico.

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De acuerdo con las estimaciones provenientes del Observatorio Global del Cáncer (Globocan) de la Agencia Internacional de Investigación sobre Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés), en la Argentina se diagnosticaron 130.878 casos nuevos de cáncer en ambos sexos en el año 2020. Considerando todos los sitios tumorales -a excepción del cáncer de piel no melanoma (126.818 casos)-, la tasa de incidencia ajustada por edad fue de 212,4 casos por 100.000 habitantes, cifra que posiciona a Argentina dentro de los países del mundo con incidencia de cáncer media-alta (rango 181,1 a 248,3 por 100.000 habitantes). 

En el Día Mundial contra el Cáncer, que se conmemora este viernes 4 de febrero, desde la Asociación Argentina de Oncología Clínica (AAOC) y el laboratorio Pfizer ponemos énfasis en dar prioridad a la prevención y a la educación de la población, sobre todo para aquellos tipos de tumores altamente prevenibles. 

En la Argentina, si se toma en cuenta la distribución de los casos según los principales sitios tumorales, se observa que el cáncer de mama, con 22.024 casos, fue el de mayor magnitud en el año 2020, representando el primero en las mujeres, con el 16,8% de todos los casos nuevos. En segundo lugar, se ubica el cáncer colorrectal, con 15.895 casos nuevos representando el 12,1% del total y, en tercer lugar, el cáncer de pulmón, con 12.110 casos nuevos, que concentran el 9,3% del total de tumores2. Respecto de la mortalidad, las últimas cifras oficiales muestran que en 2019 en ambos sexos se produjeron 5.992 decesos por cáncer de mama, 7.539 por cáncer de colon y 9.300 fallecimientos por cáncer de pulmón, tráquea y bronquios. 

"La incidencia del cáncer de mama en nuestro país sigue las estadísticas mundiales, siendo el mismo el de mayor incidencia a nivel global. Sin duda, la mejor estrategia es seguir concientizando sobre esto, que se sepa, por ejemplo, que 1 de cada 8 mujeres va a desarrollar cáncer de mama y que existen distintas posibilidades reales y comprobadas científicamente para poder evitarlo o detectarlo en fase temprana, donde la curación es altamente probable", señaló el Dr. Nicolás Castagneris, médico oncólogo, miembro de la AAOC. 

Se estima que el 70% de las muertes ocurren en países de ingresos bajos a medios. Uno de los conceptos que está vinculado a la prevención es el de los factores de riesgo, que para el cáncer son bien conocidos: ingesta desmedida de alcohol, sobrepeso y obesidad, baja actividad física, tabaquismo, exposición a radiación ionizante, exposición a ciertas sustancias (tales como el asbesto) y ciertas infecciones como el HPV (prevenible mediante la vacunación) y otras causadas por los virus de las hepatitis B y C. Por supuesto que también están aquellos no modificables como la edad y la genética. 

"Sabemos cuáles son los factores de riesgo y la Organización Mundial de la Salud estima que alrededor de un 50% de los cánceres a nivel global podría reducirse si la población no se expusiera a estos, porque además muchos son modificables. El cáncer de mama, por ejemplo, es el más frecuente en Argentina, pero existen hábitos saludables que disminuyen su posibilidad de aparición y contamos con muy buenas técnicas como la mamografía y la ecografía mamaria para detectarlo en estadios iniciales, cuando el pronóstico es muy favorable. El cáncer de pulmón es otro de los que ocupa las primeras posiciones en materia de mortalidad y ahí es donde falta difundir la necesidad de la tomografía anual en determinados casos de personas fumadoras, personas con EPOC o con otros factores de riesgo propensos a desarrollar este tipo de tumor. Tampoco existe una adherencia elevada a la videocolonoscopía para poder detectar a tiempo pólipos con potencial riesgo cancerígeno; son muy importantes la educación y la difusión", detalló el Dr. Castagneris, quien se desempeña como Coordinador de la Unidad de Tumores Torácicos y Tumores de Cabeza y Cuello de la Clínica Universitaria Reina Fabiola en Córdoba. 

Más allá de los avances científicos en el tratamiento contra el cáncer, la posibilidad de controlar la enfermedad y promover la calidad de vida de quienes la desarrollan se ve influenciada por la brecha de equidad, es decir, las diferencia en el acceso de las personas al cuidado de la salud en materia de cáncer. Esta puede existir por el nivel de ingresos económicos, la educación, la ubicación geográfica, la orientación sexual, la etnia, la raza o el género, entre otros. 

Bajo el lema 'Por unos cuidados más justos', con el objetivo de contribuir a cerrar la brecha existente en la atención del cáncer en distintas partes del mundo, desde la Unión Internacional Contra el Cáncer (UICC) lanzaron una campaña enmarcada en el Día Mundial del Cáncer, invitando a sumarse con el hashtag #PorUnosCuidadosMásJustos. La iniciativa promueve el desafío de que 'para crear un futuro sin cáncer, el momento de actuar es ahora' y cuenta con el apoyo de numerosas entidades que se sumaron a la convocatoria. 

"Desde Argentina nos sumamos también a esta campaña para contribuir a superar aquellas barreras que hoy pueden ser un obstáculo para el acceso a una atención igualitaria del paciente con cáncer. En la AAOC, uno de nuestros objetivos como sociedad científica es trabajar para que en el futuro no existan diferencias por la zona geográfica donde viva el paciente ni relacionadas a si su cobertura médica es pública o privada", describió el Dr. Castagneris. 

Entre las recomendaciones a tener en cuenta para cerrar la brecha en la atención oncológica y aprovechando este Día Mundial del Cáncer, la comunidad médico-científica hace especial hincapié en la necesidad de contar con datos concretos que nos permitan entender en donde estamos posicionados y hacia dónde vamos en el abordaje de este tipo de patologías, educar al público sobre la prevención del cáncer, equipar a los profesionales de la salud con habilidades y conocimientos, fortalecer la atención primaria de la salud que se presta en las comunidades y abordar, a través de políticas y programas, algunos de los factores sociales y económicos que pueden afectar la salud de las personas, entre otros.

"En los próximos años, además, vamos a observar muy probablemente un aumento en las tasas de recurrencia de la enfermedad como consecuencia de la pandemia y el confinamiento. En una encuesta global llevada adelante en nuestro país entre instituciones privadas, se observó que dos tercios de las instituciones tuvieron una declinación al menos parcial en la atención de pacientes oncológicos por distintos motivos asociados a la pandemia: principalmente, por precaución al ser personas de alto riesgo, que reciben quimioterapia o que están inmunosuprimidas, por sobrecarga del sistema sanitario, por falta de elementos de protección personal, recursos, incluso por disminución del personal sanitario debido a la infección por Covid-19. El desafío va a ser trabajar en conjunto, en forma multidisciplinaria para reducir al mínimo las consecuencias", advirtió el Dr. Castagneris

"La buena noticia es que la ciencia continúa desarrollándose y en la última década y media se produjeron importantes avances. Un ejemplo es el advenimiento de la inmunoterapia, que logró reemplazar a la quimioterapia en algunas indicaciones. Son fármacos que logran activar el propio sistema inmune del paciente para combatir la célula tumoral, guardando no sólo un mejor perfil de seguridad y tolerabilidad, sino que también les han dado a muchos pacientes un control a largo plazo de la enfermedad", agregó el especialista. 

Otro de los avances significativos está relacionado con la utilización de las terapias blanco, que actúan en sitios específicos que están afectados en distintos tumores. "Estos blancos, en algunos tumores, pueden ser atacados con inhibidores que tienen una alta eficacia, en general con mejor tolerancia que los tratamientos convencionales y que fueron responsables, entre otros, de que en los Estados Unidos se produjera una reducción en la mortalidad por cáncer de pulmón. Hoy va ganando terreno la medicina personalizada, donde lo que se busca es tratar a cada paciente tomando en cuenta la alteración genómica específica de cada tumor, de modo de poder elegir con más precisión el tratamiento", concluyó el Dr. Castagneris.

 

 

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Un estudio dirigido por investigadores de Duke Health y publicado en Nature, halló que fármacos utilizados para reducir la hipercolesterolemia mejoraría también la respuesta inmunitaria de las terapias contra el cáncer conocidas como inhibidores de puntos de control inmunitarios.

Hasta ahora sólo se estudió en animales, pero en base a los hallazgos, ya se están proponiendo estudios en humanos para determinar si los fármacos evolocumab y alirocumab podrían reforzar el efecto de los inhibidores de puntos de control inmunes. Estas inmunoterapias contra el cáncer han sido muy prometedoras, pero aún así solo dan como resultado beneficios de supervivencia a largo plazo para un tercio de los pacientes con cáncer, como máximo.

“Este hallazgo tiene potencial para una traducción inmediata en estudios clínicos”, dijo el autor principal Chuan-Yuan Li, profesor de los departamentos de Dermatología, Farmacología y Biología del Cáncer de Duke y miembro del Instituto del Cáncer de Duke. “Sugiere que neutralizar la actividad de la proteína PCSK9 (proproteína convertasa subtilisina/kexina tipo 9), que es el objetivo de los medicamentos para el colesterol, promueve la activación de las células T y, por lo tanto, hace que los tumores respondan mejor a la terapia de puntos de control inmunológico”.

Estudios previos muestran que cantidades más altas de células T activas mejoran el éxito de las terapias de bloqueo de puntos de control inmunológico, y que la reducción del colesterol en sangre también parece mejorar las inmunoterapias contra el cáncer.

La pregunta que buscaban resolver era si la proteína PCSK9 estaba involucrada en la regulación de la respuesta tumoral a la inmunoterapia, ya que es un regulador clave de los niveles de colesterol sérico. En estudios de modelos de tumores de ratón, utilizaron técnicas de edición de genes CRISPR para eliminar el gen PCSK9 y encontraron que esto ralentizaba el crecimiento del tumor.

Cuando implantaron estos tumores editados en ratones inmunodeprimidos (animales sin células T), crecieron tan rápido como los tumores normales en ratones normales, lo que sugiere que la actividad de las células T es necesaria para que los fármacos neutralizantes de PCSK9 tengan un impacto en los tumores.

“Esa fue una revelación importante”, dijo el Dr. Li. “Así que el siguiente paso fue combinar los inhibidores de PCSK9 con los inhibidores de los puntos de control inmunitarios, que liberan los frenos del sistema inmunológico en las células T”.

Los medicamentos contra el colesterol parecen aumentar la cantidad de una proteína en la superficie de la célula tumoral que indica a las células T que reconozcan las células tumorales. Esto llevó a un fuerte ataque al tumor, superando uno de los impedimentos clave para el éxito de las inmunoterapias cuando las células T del organismo a menudo están inactivadas, agotadas o incapaces de reconocer las células tumorales.

Como resultado, la capacidad de los fármacos anti-PCSK9 para potenciar la inmunoterapia es independiente de su capacidad para reducir el colesterol.

“Este estudio demuestra que al inhibir la acción de la proteína PCSK9, los tumores crecen más lentamente”, explicó el Dr. Li. “Hemos probado esto en varios tipos diferentes de modelos de tumores de ratón y hemos encontrado un efecto prometedor en los cánceres de melanoma, mama y colon. El análisis de datos humanos publicados anteriormente también sugiere que la proteína PCSK9 puede ser potencialmente un buen objetivo en varios otros tipos de cánceres, incluidos los de origen hepático, pulmonar y renal”.

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La Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) aprobó un nuevo tratamiento para pacientes adultos con Cáncer de Pulmón de Células No Pequeñas (CPCNP) metastásico positivo para la quinasa del linfoma anaplásico (ALK, por sus siglas en inglés), que tienen progresión de la enfermedad después de haber recibido tratamiento con inhibidores de la tirosina cinasa (TKI, por sus siglas en inglés) de ALK de primera y/o segunda generación. Gracias al nuevo medicamento, este grupo de pacientes podría contar por primera vez con una nueva opción segura y eficaz como alternativa a la quimioterapia.

La nueva droga, denominada lorlatinib, corresponde a un desarrollo del laboratorio Pfizer y en opinión de los especialistas representa un avance revolucionario de la ciencia que podría traducirse en beneficios significativos para los pacientes con este subtipo de cáncer de pulmón. “A partir de ahora, un grupo de pacientes que no tenía otras opciones luego de recibir tratamiento con este tipo de inhibidores, ahora podría disponer de una nueva alternativa terapéutica disponible en la Argentina, que demostró alcanzar importantes beneficios”, dijo el Dr. Claudio Martín, médico oncólogo, Jefe de Oncología Torácica del Instituto Alexander Fleming.

En Argentina, el cáncer de pulmón es el de mayor mortalidad, por encima de los de colon, mama, páncreas y próstata y el cuarto en incidencia, con alrededor de 11 mil nuevos casos por año, lo que representa el 9,3% del total de casos de cáncer.

El tipo de cáncer de pulmón denominado ‘de células no pequeñas’ representa entre el 80% y el 85% de los casos de cáncer de pulmón, de los cuales entre el 3% y el 5% corresponden a la mutación ALK. En Argentina, ese porcentaje asciende a 6,1%. Las personas con cáncer de pulmón ALK positivo poseen un perfil diferente al de los demás pacientes con cáncer de pulmón: es más probable que sean mujeres, que la enfermedad se manifieste antes de los 50 años de edad y que nunca hayan fumado o hayan fumado poco.

La falta de conocimiento acerca del cáncer de pulmón constituye también un desafío importante. En general, existe poca conciencia acerca de la enfermedad, sus causas y síntomas, lo que muchas veces demora el diagnóstico. Cerca del 85% de los casos de cáncer de pulmón en América Latina se diagnostican en una etapa avanzada.

Al mismo tiempo, el estigma que relaciona la enfermedad con el tabaquismo puede disuadir a las personas que presentan síntomas de buscar ayuda médica. Sin embargo, cerca del 36% de los casos de cáncer de pulmón son causados por factores diferentes al consumo de tabaco, incluyendo la contaminación, el gas radón residencial y la presencia de arsénico en el agua.

En cuanto al tratamiento del cáncer de pulmón ALK+, si bien la progresión de la enfermedad es prácticamente inevitable, el reto consiste en incrementar las tasas de supervivencia por hasta alrededor de cinco años. La mayoría de los tumores desarrollan resistencia a los tratamientos iniciales y esto lleva a que los pacientes tal vez deban buscar una segunda y hasta una tercera línea de tratamiento en el plazo de uno a tres años. En el pasado, no se contaba con opciones eficaces después del fracaso de la terapia con inhibidores de la tirosina quinasa (TKI) de ALK de primera y segunda línea, por lo que se debía proceder con la quimioterapia, con sus efectos secundarios impactando en la calidad de vida de los pacientes.

La Dra. Lorena Lupinacci, médica oncóloga de planta de la sección de oncología clínica del Hospital Italiano de Buenos Aires, afirma que “hasta hace poco tiempo eran pocas las alternativas terapéuticas con que contábamos para este tipo de cáncer de pulmón: básicamente cirugía, quimioterapia y radiación, o combinaciones de éstas. En los últimos años la incorporación de los inhibidores de la tirosina quinasa de ALK de primera y segunda generación han traído luz al pronóstico en ese grupo de pacientes. Con la llegada de lorlatinib, sin dudas dispondremos de una nueva alternativa de tratamiento muy eficaz que abre una gran esperanza para estos pacientes”.

Lorlatinib es un potente inhibidor de la tirosina quinasa de linfoma anaplásico (ALK por su sigla en inglés) de tercera generación, dirigido al espectro más amplio de mutaciones con resistencia secundaria relacionada con ALK producto de tratamientos anteriores. Como primer y único tratamiento basado en marcadores biológicos y destinado a pacientes que presentan progresión de la enfermedad después de recibir TKI de ALK de segunda generación, lorlatinib fue diseñado específicamente para tratar mutaciones que los TKI de ALK de segunda generación no han logrado tratar.

El cáncer de pulmón ALK positivo también tiene mayores probabilidades de propagarse al cerebro, el cual está protegido por una barrera altamente selectiva, llamada barrera hematoencefálica. Las metástasis cerebrales están presentes en hasta un 25% de los pacientes al momento del diagnóstico y hasta un 60 % después de 3 años. Lorlatinib atraviesa esta barrera y alcanza las células tumorales del cerebro, por lo que brinda otra línea de tratamiento innovador para los pacientes con cáncer de pulmón ALK positivo, con progresión de la enfermedad.

En los últimos años, la ciencia ha determinado que existen distintos tipos de cáncer de pulmón, definidos por perfiles de marcadores biológicos únicos. Esto significa que, aunque pueda parecer que dos pacientes tengan el mismo tipo de cáncer, es posible que respondan de manera diferente a igual tratamiento.

“Los estudios de marcadores biológicos, determinados por los análisis de muestras tumorales, han cambiado la forma de analizar, diagnosticar y tratar el cáncer de pulmón, lo que demuestra la importancia de personalizar los medicamentos que se utilizan para tratar el cáncer de pulmón según el marcador biológico específico de cada paciente. A ese respecto, ya se han desarrollado tres generaciones de inhibidores TKI de ALK. Cada generación es más potente, más selectiva y tiene mayor penetración en el cerebro que la anterior” sostiene la Dra. Lupinacci.

Peter Czanyo, Fundador y Presidente de la "Fundación Pacientes de Cáncer de Pulmón" (FPCP) puso foco en la necesidad de trabajar para poder disponer de todos los dispositivos necesarios para mejorar el acceso y destacó la importancia de la prevención primaria y, sobre todo, de la prevención secundaria. “Como ex paciente de cáncer de pulmón y en representación de la Fundación, pienso que el foco de los esfuerzos debe estar en la concientización y en las responsabilidades tanto del sistema como de las personas, para poder aprovechar ésta y otras novedades terapéuticas de la mejor manera. El escenario de hoy para el cáncer de pulmón es muy diferente al que yo enfrenté, es muy esperanzador ver cómo surgen alternativas para los diferentes casos. Entendemos la importancia de los test moleculares para poder conocer cada tumor, eso es necesario que esté disponible. Además, confiamos en que la herramienta del screening contribuirá a reducir sensiblemente los tiempos de acceso al diagnóstico y eso es lo que va a determinar mejoras en el pronóstico a favor de los pacientes", afirmó.

La nueva droga recibió la aprobación, entre otros, por parte de los países que conforman la Unión Europea, mientras que en los Estados Unidos fue autorizada en el marco del ‘Programa de Aprobación Acelerada’ de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA por su sigla en inglés), en función de la respuesta tumoral y la duración de la misma. Un 40,3% de los pacientes tratados con Lorlatinib después de un inhibidor de segunda generación experimentaron al menos una disminución parcial, o incluso completa, de sus tumores.

Sin un tratamiento de tercera línea, la supervivencia media para los pacientes con cáncer de pulmón ALK positivo en estadio IV es de 6,8 años. Lorlatinib podría permitir que los pacientes tengan al menos 6,9 meses más de supervivencia sin progresión, después de recibir tratamientos con TKI de ALK de primera y/o segunda generación. Además, pacientes tratados con la nueva droga presentaron una importante mejora en su bienestar físico, emocional y social, incluido el alivio de los síntomas del cáncer de pulmón.

“Estos resultados son muy apreciados por los pacientes y sus familiares, y obviamente por los médicos especialistas, que estamos poco acostumbrados a este tipo de respuestas en el tratamiento de una enfermedad oncológica tan severa. Se abre una alentadora esperanza y vemos con beneplácito la llegada de esta nueva droga a las herramientas terapéuticas disponibles”, agregó el Dr. Martín.

 

Con la disponibilidad de lorlatinib, Pfizer ahora cuenta con medicamentos para tratar a pacientes con tres tipos de cáncer de pulmón definidos por marcadores biológicos: traslocaciones de ALK, mutaciones en el gen EGFR y fusiones de ROS1. Esto representa un gran avance para los pacientes con diversas necesidades en evolución en varios marcadores biológicos para el cáncer de pulmón.

A través del estudio CROWN en fase 3, Pfizer continúa investigando el potencial de Lorlatinib para el tratamiento de los pacientes con cáncer de pulmón ALK positivo. El estudio compara el uso de lorlatinib y crizotinib como tratamiento de primera línea para pacientes con cáncer de pulmón ALK positivo, con un pronóstico alentador respecto a la mejora en la sobrevida libre de progresión. 

Acerca de lorlatinib

Lorlatinib es un inhibidor de tirosina quinasa (TKI) que ha demostrado estar muy activo en modelos preclínicos de cáncer de pulmón que albergan reordenamiento cromosómico de ALK. Se desarrolló específicamente para inhibir las mutaciones tumorales que presentan resistencia a otros inhibidores de ALK y para atravesar la barrera hematoencefálica. Lorlatinib obtuvo la aprobación en la UE en monoterapia como tratamiento para pacientes adultos con CPCNP avanzado positivo para ALK y que tienen progresión de la enfermedad después de:

  • recibir alectinib o ceritinib como primera terapia con TKI de ALK; o
  • crizotinib y por lo menos otro TKI de ALK.

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Un sencillo análisis de sangre no invasivo puede detectar si una persona tiene uno de los cinco tipos comunes de cáncer, cuatro años antes de que la enfermedad pueda ser diagnosticada con los métodos actuales. La prueba detecta el cáncer de estómago, esófago, colorrectal, pulmón e hígado.

Denominada PanSeer, la prueba detectó cáncer en el 91% de las muestras de individuos que habían sido asintomáticos cuando se recogieron las muestras de sangre; estas personas habían sido y diagnosticados de un cáncer de uno a cuatro años después. Además, la prueba detectó con precisión el cáncer en el 88% de las muestras de 113 pacientes que ya habían sido diagnosticados cuando se obtuvieron las muestras.

 
 Además, el test detectó con precisión el cáncer en el 88% de las muestras de 113 pacientes que ya había sido diagnosticados de cinco tipos de cáncer comunes.
La prueba detectó con precisión el cáncer en el 88% de las muestras de 113 pacientes que ya habían sido diagnosticados cuando se obtuvieron las muestras.

El estudio, que se publica en «Nature Communications», es único debido a que los investigadores tuvieron acceso a muestras de sangre de pacientes asintomáticos que no habían sido diagnosticados de un tumor. Esto permitió desarrollar una prueba que puede identificar marcadores de cáncer mucho antes que los métodos de diagnóstico convencionales. Las muestras fueron recogidas como parte de un estudio longitudinal de 10 años iniciado en 2007 por la Universidad Fudan (China).

El Estudio Longitudinal Taizhou ha recogido muestras de plasma de más de 120.000 personas entre 2007 y 2017. Cada individuo suministró muestras de sangre durante un período de 10 años y se sometió a controles regulares con los médicos. En total, se han recogido y archivado más de 1,6 millones de muestras hasta la fecha.

Una vez que una persona fue diagnosticada con cáncer, los investigadores tuvieron acceso a sus muestras de sangre tomadas de uno a cuatro años antes de que estos pacientes comenzaran a mostrar síntomas.

De esta forma, el equipo pudo examinar muestras de individuos sanos y enfermos de la misma cohorte. Los autores realizaron un análisis en muestras de plasma obtenidas de 605 individuos asintomáticos, de los cuales 191 fueron diagnosticados posteriormente con cáncer.

El objetivo final sería realizar análisis de sangre, similar a este, de forma rutinaria durante los chequeos de salud anuales

«El objetivo final sería realizar análisis de sangre, similar a este, de forma rutinaria durante los chequeos de salud anuales», señala Kun Zhang, uno de los autores correspondientes del artículo y profesor del Departamento de Bioingeniería de la Universidad de California en San Diego (EE.UU.). «Pero el enfoque inmediato es evaluar a las personas con mayor riesgo, en función de los antecedentes familiares, la edad u otros factores de riesgo conocidos».

La detección temprana es muy importante porque la supervivencia de los pacientes con cáncer aumenta significativamente cuando la enfermedad se identifica en etapas tempranas, ya que el tumor puede extirparse quirúrgicamente o tratarse con los medicamentos apropiados. Sin embargo, apenas existe un número limitado de pruebas de detección temprana para algunos tipos de cáncer.

Zhang matiza que es poco probable que PanSeer puede predecir qué pacientes desarrollarán cáncer en el futuro. En cambio, lo más probable es identificar pacientes que ya tienen crecimientos tumorales, pero que permanecen asintomáticos para los métodos de detección actuales.

Lo más probable es identificar pacientes que ya tienen crecimientos tumorales, pero que permanecen asintomáticos para los métodos de detección actuales.

El equipo concluye que se necesitan más estudios longitudinales a gran escala para confirmar el potencial de la prueba para la detección temprana del cáncer en individuos pre-diagnósticos. El Estudio Longitudinal Taizhou, que ha recogido muestras de plasma de más de 120.000 personas entre 2007 y 2017. Cada individuo dio muestras de sangre durante un período de 10 años y se sometió a controles regulares con los médicos. En total, se han recolectado y archivado más de 1.6 millones de especímenes hasta la fecha.

Zhang y su laboratorio han estado desarrollando durante más de una década métodos para detectar el cáncer basados en un proceso biológico llamado análisis de metilación del ADN. El método detecta una firma de ADN particular llamada metilación de CpG, que es la adición de grupos metilo a múltiples secuencias CG adyacentes en una molécula de ADN. Cada tejido en el cuerpo puede identificarse por su firma única de haplotipos de metilación. Hicieron un estudio de prueba de concepto en una etapa temprana que se publicó en 2017 en «Nature Genetics».

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Viernes, 13 Septiembre 2019 13:59

Día Mundial del Linfoma

El saber popular, heredado de generación en generación, indica que los ganglios situados en el cuello, la ingle y las axilas actúan como una suerte de ‘centinelas’ que nos alertan de que algo funciona mal en el organismo. Si se inflaman, pueden estar indicando la existencia de un proceso infeccioso. Sin embargo, los especialistas destacan que ante la persistencia de esos signos es importante consultar con un médico y realizar más estudios, para descartar que se esté ante la presencia de un linfoma.

Para concientizar sobre este tema, el laboratorio Takeda se suma a la conmemoración del Día Mundial del Linfoma -que se celebra el 15 de septiembre- remarcando a la comunidad que otros síntomas como fiebre persistente, cansancio, pérdida de peso involuntaria, sudoración profusa de noche y picazón en el cuerpo, sin causa aparente, también deben ser motivo de consulta para detectar precozmente o descartar la presencia de esta enfermedad.

“En este tipo de enfermedades es poco probable hacer prevención, pero sí se puede concientizar de que cualquiera de estos síntomas amerita la consulta para, de ser necesario, extraer una muestra del ganglio inflamado y estudiarlo para arribar al diagnóstico”, señaló Dra. María Silvana Cugliari, Jefa del Departamento de Hematología del Instituto de Oncología Ángel H. Roffo-UBA.

 

Los linfomas, junto a las leucemias y el mieloma, representan la quinta causa de muerte por cáncer en adultos a nivel mundial

 

En Estados Unidos, los linfomas representan casi el 5% de todos los nuevos casos de cáncer, con 82.000 nuevos casos estimados para 2019.

“A nivel local, no contamos con datos epidemiológicos, pero se está trabajando desde la Sociedad Argentina de Hematología para intentar armar registros de las distintas patologías. Lo que es importante tener presente es que existen muchos tipos de linfomas. Para dividirlos de forma simple, se separan en ‘Linfoma de Hodgkin’ y ‘Linfoma No Hodgkin’, que involucran a distintos grupos etarios, requieren tratamiento distinto y evolucionan de manera diferente. Por esto es sumamente importante la biopsia que identifique el subtipo de linfoma para indicar el tratamiento adecuado y para saber cuál será la evolución del paciente y las posibilidades de curación”, subrayó la Dra. Cugliari.

Dentro de los Linfomas No Hodgkin, se hallan los indolentes y agresivos (de acuerdo a su evolución) o subtipo B y subtipo T (según el tipo de célula que lo origina). Los subtipos T son menos frecuentes pero, en general, más agresivos. En los países occidentales, los linfomas T más frecuentes son los denominados ‘T periféricos’ (PTCL) y representan entre el 12 y el 15% del total de los Linfomas No Hodgkin.

Otros datos internacionales señalan que aproximadamente el 10 por ciento de los Linfomas No Hodgkin en los Estados Unidos y Europa pertenecen a los ‘T periféricos (PTCL)’, en tanto que esta proporción puede llegar al 24 por ciento en algunas partes de Asia.

Dependiendo del subtipo, los síntomas del PTCL pueden manifestarse en muchas áreas diferentes del cuerpo, incluyendo la piel, los ganglios linfáticos, el hígado, el bazo y la médula ósea. Los pacientes tienden a ser diagnosticados con enfermedad avanzada y experimentar síntomas como fiebre, pérdida de peso, erupción cutánea y sudores nocturnos.

“Es importante saber que hay linfomas que son potencialmente curables con tratamiento. Además, está demostrado que cualquier linfoma tiene mejor evolución cuanto más precozmente se diagnostique y se lleve a cabo el tratamiento, salvo excepciones, donde puede considerarse un tiempo de observación previo al tratamiento. Las opciones terapéuticas incluyen la quimioterapia tradicional, la radioterapia, las terapias dirigidas, las inmunoterapias, el trasplante de médula ósea y una combinación de estas alternativas. El tratamiento más adecuado para cada paciente dependerá de múltiples factores. Desde hace algunos años, los anticuerpos monoclonales, en combinación con quimioterapia, han mejorado la evolución de los linfomas. Por otro lado, se encuentran en desarrollo otras opciones terapéuticas que seguramente permitirán optimizar y ajustar el tratamiento de los linfomas a cada paciente”, concluyó la Dra. Cugliari.

 

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Los dos principales avances farmacológicos introducidos en los últimos años contra el cáncer, las terapias moleculares y los tratamientos de inmunoterapia, se han combinado por primera vez con éxito en tres ensayos clínicos presentados en la revista Nature Medicine.

Los ensayos se han realizado en pacientes con melanomas con metástasis, pero la misma estrategia podría utilizarse en el futuro contra otros tipos de tumor. Sin embargo, dados los efectos secundarios registrados, que fueron manejables pero importantes, esta combinación de fármacos se reservaría en un principio a casos graves para los que no hay otras opciones de tratamiento.

“El objetivo es lograr la eficacia prolongada de la inmunoterapia en el alto porcentaje de pacientes que responden a las terapias moleculares”, explica Antoni Ribas, oncólogo de la Universidad de California en Los Angeles (UCLA) y director de dos de los tres ensayos clínicos.

Las terapias moleculares, también llamadas terapias dirigidas porque apuntan a alteraciones características de cada tumor, suelen tener una eficacia elevada por un periodo limitado, ya que con el tiempo aparecen células tumorales resistentes a los fármacos. Por el contrario, los fármacos de inmunoterapia, que ayudan al sistema inmunitario a eliminar células tumorales, suelen ser eficaces durante periodos prolongados, pero en un porcentaje bajo de pacientes.

“Si estas dos terapias se pueden combinar, y cómo hacerlo, es una de las grandes preguntas aún sin respuesta entre oncólogos de todo el mundo”, destacan Elisa Rozeman y Christian Blank, del Instituto del Cáncer de los Países Bajos en Amsterdam, en un artículo de análisis publicado en Nature Medicine. Los tres nuevos ensayos clínicos, dos liderados desde UCLA y el tercero desde el hospital General de Massachusetts, demuestran por primera vez que sí es posible.

Los ensayos se han realizado en personas con melanoma que tenían una mutación en el gen BRAF. Los efectos de esta alteración, presente en cerca de la mitad de casos de melanoma, se pueden contrarrestar con dos tipos de fármacos: unos que bloquean directamente la acción de BRAF y otros que bloquean la acción del gen MEK.

El tratamiento experimental ha consistido en combinar estos dos tipos de fármacos para atacar las células tumorales por dos flancos distintos y reducir así la probabilidad de que se volvieran resistentes a la terapia.

Además, se ha añadido un tercer fármaco de inmunoterapia para ayudar a las células inmunitarias a reconocer y destruir las células tumorales.

En un ensayo clínico de fase 1 de UCLA en el que participaron 16 pacientes, el tratamiento fue eficaz en 11 (un 73%). Seis de ellos (40%) siguen respondiendo al tratamiento en el momento de presentar los resultados después de un seguimiento medio de 27 meses.

En el ensayo clínico del hospital General de Massachusetts, con 67 pacientes, los porcentajes fueron similares: un 72% respondió inicialmente al tratamiento y un 39% seguía respondiendo al presentar los datos después de un seguimiento medio de 29 meses.

En el tercer ensayo clínico, de fase 2, realizado en UCLA con 120 pacientes, quienes recibieron la combinación de tres fármacos pasaron una media de 16 meses sin que la enfermedad progresara. En quienes recibieron sólo dos fármacos –las dos mismas terapias moleculares pero no la inmunoterapia-, el tiempo medio sin que el cáncer progresara fue de 10 meses.

Como ha ocurrido en ensayos anteriores con inmunoterapias, una minoría de pacientes ha respondido al tratamiento durante periodos excepcionalmente largos. Una de ellas, una joven operadora bursátil de Wall Street gran aficionada al snowboard y al montañismo, se ha prestado a contar su experiencia.

Cuando le diagnosticaron el melanoma en 2014, tenía tumores del tamaño de pelotas de golf en varios órganos. Poco después, con una esperanza de vida de meses, empezó a depender de una silla de ruedas. En aquel momento, parecía que nunca más podría volver a las montañas.

Pero empezó a mejorar días después de iniciar el tratamiento. “El tamaño de los tumores empezó a reducirse casi inmediatamente”, recuerda en un comunicado difundido por UCLA.“Antes de un mes, podía volver a caminar por mí misma, y tres meses después estaba en un avión rumbo a las montañas rocosas de Canadá”.

Cinco años más tarde, está aparentemente curada, sin ningún rastro detectable de cáncer.

“No es un caso típico”, admite Ribas. Pero es una prueba de que la combinación de terapias moleculares e inmunoterapias “ofrece una nueva posibilidad de tratamiento a pacientes para los que hasta ahora no teníamos ninguna opción”.

Fuente: Clarín Salud

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La Organización Mundial de la Salud (OMS) actualizó su Lista de Medicamentos Esenciales añadiendo 28 medicamentos para adultos y 23 para niños, entre los que se encuentran cinco terapias contra el cáncer, tres antibióticos para infecciones resistentes y los nuevos anticoagulantes orales.

“En todo el mundo, más de 150 países utilizan la lista de medicamentos esenciales de la OMS para orientar las decisiones sobre qué fármacos representan la mejor relación costo-efectividad, según la evidencia y el impacto en la salud. La inclusión en esta lista de algunos de los medicamentos contra el cáncer más nuevos y avanzados es una declaración sólida de que todos merecen acceso a estos medicamentos que salvan vidas, no sólo los que pueden pagarlos”, dijo el director general de la OMS, Tedros Adhanmon Ghebreyesus.

En concreto, respecto a los tratamientos contra las enfermedades oncológicas, el organismo de Naciones Unidas ha incluido en su lista las cinco terapias que aportan mejores tasas de supervivencia y que van dirigidas a melanomas, cáncer de pulmón, sangre y próstata. Por ejemplo, se han incluido las inmunoterapias nivolumab y prembrolizumab que aumentaron las tasas de supervivencia en melanoma avanzado, hasta hace poco incurable, en un 50 por ciento.

Asimismo, la lista incluye tres nuevos antibióticos para el tratamiento de infecciones resistentes, además de los nuevos anticoagulantes orales para prevenir el accidente cerebrovascular y como alternativa a la warfarina para la fibrilación auricular y la trombosis venosa profunda. “Estos son particularmente ventajosos para los países de bajos ingresos ya que, a diferencia de la warfarina, no requieren un monitoreo regular”, informó la OMS.

El organismo considera también fármacos esenciales los productos biológicos y sus respectivos biosimilares para enfermedades inflamatorias crónicas, como la artritis reumatoide y las patologías inflamatorias del intestino; así como la carbetocina termoestable para la prevención de la hemorragia postparto, una nueva formulación que tiene efectos similares a la oxitocina, la terapia estándar actual, pero que ofrece la ventaja a los países tropicales de prescindir de refrigeración.

Con estas inclusiones, ya son 460 los productos que se consideran esenciales para abordar las necesidades clave de salud pública.

No obstante, en la nueva actualización no se han incluido algunos medicamentos para la esclerosis múltiple, ni el metilfenidato, un fármaco para el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) debido a que el Comité de Medicamentos Esenciales del organismo encontró “incertidumbres” en las estimaciones de beneficio.

46 Nuevas pruebas de diagnóstico

Por otra parte, la OMS ha actualizado la Lista de Diagnósticos Esenciales. Agregó 12 pruebas para detectar una amplia gama de tumores sólidos como los cánceres colorrectal, hepático, cervical, próstata, mama y de células germinales, así como la leucemia y los linfomas.

Al mismo tiempo, se creó una nueva sección en este listado que cubre las pruebas de patología anatómica, servicio que el organismo de Naciones Unidas aconseja que esté disponible en los laboratorios especializados.

En relación a las pruebas para diagnosticar enfermedades infecciosas, la lista se centra en aquellas que prevalecen en países de bajos y medios ingresos como, por ejemplo, el cólera, dengue, zika, la leishmaniasis y la esquistosomiasis. Además, incorporó una prueba de gripe para las zonas sanitarias que no cuentan con laboratorios específicos.

La OMS también ha ampliado su listado de pruebas diagnósticas para incorporar aquellas adicionales que abordan diversas enfermedades y afecciones como, por ejemplo, las pruebas de hierro (para la anemia) o las que se utilizan para diagnosticar la disfunción tiroidea y las células falciformes.

Se incorporó también una sección para las pruebas destinadas a las donaciones de sangre, la cual forma parte de la estrategia de la OMS para lograr que las transfusiones de sangre sean más seguras en todo el mundo.

“La Lista de diagnósticos esenciales se introdujo en 2018 para guiar el suministro de pruebas y mejorar los resultados del tratamiento. A medida que los países avancen hacia la cobertura universal de salud y los medicamentos estén más disponibles, será crucial contar con las herramientas de diagnóstico adecuadas para garantizar un tratamiento adecuado”, ha zanjado la directora general adjunta de Medicamentos y Productos de Salud de la OMS, Mariangela Simao.

Para acceder al listado completo (en inglés): MEDICAMENTOS ESENCIALES OMS 2019

Fuente: Europa Press. COFA

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Un equipo de investigación liderado por Nuno Barbosa Morais, líder de grupo en el Instituto de Medicina Molecular João Lobo Antunes (iMM) en Lisboa, Portugal, analizó computacionalmente la expresión de genes marcadores asociados con una “huella digital” de células cancerosas en miles de tumores y reveló su potencial terapéutico en la lucha contra el cáncer. El estudio, publicado este lunes en la revista científica ‘PLoS Computational Biology’, muestra los tipos de tumores en los que son más activos estos genes e identifica medicamentos con el potencial de eliminar de forma selectiva las células que llevan esa etiqueta.

El centrosoma es un orgánulo presente en todas las células animales que es fundamental en varios procesos celulares, como la división, la migración y la comunicación entre las células. Durante más de un siglo, se ha propuesto que el aumento anormal en el número de estas estructuras podría inducir cáncer y, desde entonces, el incremento en el número de centrosomas se considera una de las características de las células cancerosas y centra la atención de los científicos. Las dificultades técnicas para caracterizar esta anomalía en las muestras de pacientes han impedido su potencial clínico y han sido exploradas a gran escala.

Para evitar esto, el equipo liderado por Nuno Barbosa Morais, en iMM, examinó la expresión de los genes que causan este aumento y analizó su incidencia en miles de tumores de diferentes tipos de cáncer y en muestras de tejidos normales de los mismos pacientes. “Los resultados revelaron que esta firma está presente solo en muestras de tumores y es más frecuente en las formas agresivas de cáncer“, explica Nuno Barbosa Morais, y agrega que “más importante aún es que una mayor expresión de estos genes se relaciona con una tasa de supervivencia más baja en diferentes tipos de cáncer”.

Usando estudios de sensibilidad a los medicamentos, los científicos también identificaron compuestos selectivos para las células con esta anomalía que podrían dirigirse específicamente contra las células cancerosas, sin afectar a las células sanas de los pacientes. “Además, las muestras que hemos analizado ahora se caracterizan a los niveles de su secuencia de ADN y la expresión de miles de genes. Esto significa que la integración de estos datos nos permite comprender mejor las causas y las consecuencias moleculares de este aumento de centrosomas en nuestras células”, explica el primer autor de este estudio, Bernardo de Almeida.

“Los próximos pasos ahora son traducir los datos de expresión de los genes que causan esta ‘huella digital’ en información de respaldo a la decisión clínica. También pretendemos validar la eficacia de los medicamentos identificados por nuestro enfoque computacional como que tienen un mayor potencial terapéutico. Estos son estudios que naturalmente involucrarán colaboraciones con colegas que son especialistas en oncología clínica y farmacología”, subraya Nuno Barbosa Morais, líder de grupo y supervisor del estudio.

Fuente: Europa Press / COFA

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